viernes, 2 de junio de 2017

¡Buenos días! Hoy os traemos un artículo escrito por nosotros, alumnos de bachillerato, donde hablamos de una generación perdida, donde revelamos sentimientos escondidos... ¡echad un ojo!


Hoy escribo en nombre de una gran parte de los componentes de nuestra generación, esa generación a la que muchos os referís como “perdida”, con la intención de cambiar un poco vuestra concepción sobre nosotros cuando acabéis de leer esto.

Vagos, inestables, pasotas y varias veces egoístas son algunos de los adjetivos inmediatos que muchos parecen asociar al mirarnos. Detrás de esta primera impresión se esconden miles de jóvenes que luchan constantemente por aquello que les apasiona o que cuando ven a una persona en el metro le ceden el asiento. Jóvenes que detrás de la coraza de incertidumbre, dudas, desamores y búsqueda de la personalidad son personas ansiosas por lo que el futuro les pueda brindar. Se quejan de nuestra supuesta superficialidad, de la música que escuchamos, de las palabras que derrochamos o la manera extravagante en la que vestimos, pero eso no quita que tengamos ilusiones y luchemos por causas muy justas.


Lo hacemos lo mejor que podemos, pero culpabilizarnos de ignorancia es generalizar y evadir aquellos errores de quienes nos precedieron. Y, sí, es cierto que las ganas a veces quedan sepultadas bajo nuestras fuerzas pero la ilusión queda vigente y podría resaltar más si aquellos que tanto nos critican nos animaran antes de echarnos al suelo y pisotearnos. Al día oímos infinitas críticas que no parecen demasiado constructivas; vivimos en un constante etiquetaje. Somos la generación de la era en que más cambios sociales parece haber y al mismo tiempo de la que parece volver a caer en los mismos errores. Somos el instrumento que en unos años criará a futuros jóvenes. Somos el alma de nuestros sueños y ambiciones. Somos los locos surrealistas que buscan vivir en la clase de mundo que queremos, sin censuras. Somos el futuro. Dejemos atrás estereotipos y falsos mitos de nuestra juventud.

No somos la generación perdida, ni vacía ni olvidada. Despistados, torpes y un poco impulsivos pero aprendemos, siempre. El problema no está en nosotros sino más allá de lo que nos permitimos ver, dentro de cada uno. Los que dan ejemplo han de ayudarnos a ser mejores a cada día que pasa y enseñarnos a ser personas para que el día de mañana nosotros podamos enseñar lo mismo a nuestros hijos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario